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Editorial. La decrepitud de un pueblo indolente a merced de tiranos

(22-6-15, 1:55) Una trama secreta quedó al descubierto sobre el filo del cierre de inscripción de candidatos para las próximas elecciones a Intendente Comisionado de Nogolí. 
Gran sorpresa causó a muchos, que José Luis Amieva, el caudillo mayor de Nogolí, entrara en las internas de la Celeste Unidad sin haber pasado por las instancias de negociación con los otros pre candidatos, lo que calienta aun más la contienda. Un pacto político entre los Amieva y los Leyes dejó al descubierto los arreglos non sanctos que siempre sucedieron en el Dpto. Belgrano.

Con esta situación, el diputado Sergio Amieva, heredero político de José Luis, sin lugar a dudas firmó su sentencia de muerte con el Frente Para la Victoria, partido político donde, desde ya hace un tiempo camina en la cuerda floja. Hace algunos meses atrás, Amieva júnior comenzó a perder espacio dentro del FPV y otros militantes locales empezaron a andar solos; tal es el caso de Walter Córdoba, que lo suplantó a Amieva en la única tarea que Sergio organizaba -con la finalidad de captar simpatizantes- acercar al pueblo los Programas Nacionales y los alimentos "Para Todos".

A Sergio Amieva las encuestas no le daban favorables, por lo cual no se habría arriesgado a pasar papelón en una elección a intendente, prefiriendo continuar calentando su banca en la Legislatura. El plan B, postular a su primo Martín, era otra de las opciones. Así fue como Sergio anunció en una conferencia de prensa que Martín Amieva sería el pre candidato a Intendente de Nogolí, lo que en realidad sirvió a los fines de disimular las reales intenciones del clan familiar. Finalmente el primo habría declinado sus intenciones para apoyar al Compromiso Federal y a su tío, obvio. De no ser así, si Martín entra en la interna K, la división de votos entre las dos fuerzas no será favorables a ninguno de los familiares que históricamente se movieron en un solo grupo.

Fueron los hermanos Leyes quienes negociaron en el PJ el regreso de José Luis Amieva, ahora ex kirchnerista, a las huestes del oficialismo provincial. Pero como en este juego nadie da puntada sin hilo, seguramente los Leyes, la senadora famosa por la auto donación de terrenos y su hermano Alberto, que ya han perdido credibilidad en todo el territorio del Departamento, necesitan asegurarse un puñado de votos (que le prestarían los Amieva como parte del canje) para intentar pelear algún cargo electivo en el 2017. Y de paso, en esta oportunidad, jugarle una pulseada a su acérrimo enemigo, Diego Lorenzetti, quien apoya al candidato con mayor intención de votos en la localidad de las aguas claras: Edgardo Ciccone.

A todo esto, el pueblo de Nogolí se arrastra con las últimas bocanadas de mal aliento que dejó la gestión Melían - Albornoz, ahora Albornoz - Albornoz, y viendo un horizonte poco alentador, con una oposición nuevamente fraccionada por las mezquindades personales, a de riesgo mantener una localidad sometida a los designios de los tiranos oportunistas que dividen para reinar y engañar a los más vulnerables. 

Nogolí padece desde hace muchisimos años un estado de anomia total. La carencia de Leyes, la degradación de las reglas sociales, y la ausencia de normas básicas amenaza la convivencia cotidiana de sus habitantes llevadolos a la decadencia moral que hoy se refleja en el pueblo. Esto es así, porque los miembros de esta comunidad fueron gobernados por caudillos tiranos, como ocurrió en las gestiones Amieva, que alejaron a su gente de las instituciones y de la vida democrática.

Ya lo dijo Sarmiento en su libro "Facundo" en 1845: “El caudillo argentino es un Mahoma, que pudiera, a su antojo, cambiar la religión dominante y forjar una nueva. Tiene todos los poderes: su injusticia es una desgracia para su víctima, pero no un abuso de su parte; porque él puede ser injusto; más todavía: él ha de ser injusto necesariamente, siempre lo ha sido” (…)”El gobierno de las ciudades es el que da el título de comandante de Campaña; pero como la ciudad es débil en el campo, sin influencias y sin adictos, el Gobierno echa mano de los hombres que más temor inspiran, para encomendarles este empleo, a fin de tenerlos a su obediencia; manera muy conocida de proceder de todos los gobiernos débiles, y que alejan el mal del momento presente, para que se produzcan más tarde en dimensiones colosales.” (…)

Finalmente, el pueblo será quien decida: si prefiere continuar viviendo como en la campiña que describió Sarmiento hace 170 años o si lucha por conquistar los derechos de toda comunidad civilizada.


Silvana Sola


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