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Opinión Pública y verdadera democracia

(Nogolí, 7-10-13) NotiNogo estrena nuevo colaborador: Laqueyano, un vecino del Dpto Belgrano, ya tiene su columna de opinión y relatos. En esta primer entrega nos propone reflexionar sobre "La opinión Pública y la verdadera Democracia" 


El arte de gobernar, se basa en saber auscultar la opinión pública. Quien adormece a la OP con demagogia, termina siendo víctima de su despertar. Los tiempos de reacción de la OP, se han acortado merced a las redes en internet. Por lo tanto, las malas artes en política, se verán acorraladas, mas temprano que tarde, por la difusión de los actos de gobierno, reñidos con la buena administración. 

Para gobernar hay que ser un buen líder, y un buen líder  conduce apoyado en la opinión pública. El relato del gobierno, fantasioso y por lo tanto irreal, chocará con la realidad que sustenta a la OP. En palabras del filósofo ORTEGA Y GASET, en su obra LA REBELIÓN DE LAS MASAS (1930) dice:"Lo que pasa es que a veces la opinión pública no existe. Una sociedad dividida en grupos discrepantes, cuya fuerza de opinión queda recíprocamente anulada, no da lugar a que se constituya un mando. Y como a la naturaleza le horripila el vacío, ese hueco que deja la fuerza ausente de opinión pública se llena con la fuerza bruta. A lo sumo, pues, se adelanta ésta como sustituto de aquélla.

"Por eso, si se quiere expresar con toda precisión la ley de la opinión pública como ley de la gravitación histórica, conviene tener en cuenta esos casos de ausencia, y entonces se llega a una fórmula que es el conocido, venerable y verídico lugar común: no se puede mandar contra la opinión pública”.

Antes de la proliferación de las redes, se atribuía a la influencia de los grandes medios de comunicación, la formación de la OP, y era cierto, en tanto se publicaba información de los hechos que ocurrían en un lugar. Hoy esos grandes medios, también están cercados, y no pueden mentir impunemente, ya que si bien contribuyen a dicha formación, deben atenerse a la realidad, cuando informan, o cuando opinan, dado que luego se produce la “digestión” de las noticias, en los ecos que resuenan en distintas redes, donde juegan un rol importante los diarios electrónicos independientes y los comentarios de los foristas, que van dando forma a la OP.

Y que es la OP, sino el mandato actualizado de la mayoría, a cuyo contenido deben estar atentos los administradores de turno, para que sus medidas sean acertadas. Para la democracia actual, la existencia del “mandato”, no es otra cosa que la OP. Porque para la construcción de las plataformas políticas, y de las leyes y medidas que toma el gobierno, no existe tal mandato, sino que la acción de gobierno se lleva a cabo dentro de pequeños círculos, cuando no por obra y gracia de una sola persona, lo que la convierte absolutista y al ejecutivo en una dictadura, que además no respeta la independencia de los otros dos poderes. Y este tipo de gobierno, decide por nosotros, que tipo de vida va a darnos. 

Los partidos políticos, verdadera cocina del mandato, dejaron de operar desde el inicio mismo del sistema, pasando a ser sus afiliados, meros colaboradores de los cabecillas, para las campañas y la propaganda política, constituyendo verdaderas camarillas de amigos y compañeros, que harán su cosecha de prebendas, si su partido llega al poder.

La gravitación histórica de la OP, debe ser la formadora del mandato, mediante la organización popular, basada en un sistema celular, de abajo hacia arriba y luego debe ser la que marque  y controle la buena marcha del cumplimiento de su mandato, asumido por el grupo político afín al  mismo. Eso nos llevaría como pueblo,  ejercer la VERDADERA DEMOCRACIA.

Solo la verdadera democracia, puede hacer feliz a un pueblo, por cuanto la orientación y el rumbo del país, habrá sido consensuado previamente a la elección de sus administradores. Y es la misma OP, la que podrá encargarse de controlar el cumplimiento del mandato, y ordenar cambios circunstanciales, propios de todo programa vivo, que se nutre también de los resultados.

No se puede gobernar contra la opinión pública, y cuando un gobierno que conoce su contenido, decide continuar por el rumbo equivocado, por más que lo haga de buena fe, está condenado a no permanecer al mando.  

Laqueyano




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