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Vivir en el confín del Dpto Belgrano

(NotiNogo, 11-3-13) ¿Te imaginas vivir sin agua, sin asfalto, sin transporte público, sin energía eléctrica y sin atención medica?
Nicolás y Celia Ojeda viven en el confín del Dpto Blegrano, a pasitos del río Desaguadero, junto al límite de la Provincia de Mendoza. 
Entre el salitre y la arcilla a veces volátil, o a veces dura como un cascote cuando el sol raja la tierra, pasan los días de los estoicos pobladores que resisten ante la adversidad. 
El ranchito natal de Don Nicolás está ubicado en La Represita, propiedad de la Fuerza Aérea Argentina. 

La Sra. Ojeda cuenta las desventuras de vivir en tan inhóspito paraje. Sin embargo, si no fuera por el delicado estado de salud de su marido, ellos seguirían viviendo ahí. Ahora sueñan con mudarse más cerca de la ciudad para que Nicolás pueda concurrir rápidamente a un centro médico si una urgencia así lo requiere.

Ambos tiene la enfermedad de Chagas - Mazza. Una dolencia común para la gente de esa zona. Viven de la producción de algunas cabras y una pensión que se la gastan en un par de viajes al mes de remis hasta la ciudad capital ($500 ida y vuelta), dado que no hay transporte público de pasajeros, y para salir a una ruta de asfalto hay que recorrer no menos de 35 o 40 kms.

Como en la zona no hay agua de red ni nada que se le parezca, para contar con ella dependen de la caridad de alguna autoridad que les lleve agua en camiones. Y según relató Celia, ellos solicitan a Vialidad Nacional que les acerque agua cada vez que se les termina la reserva que almacenan en grandes piletones.

La rutina de muchos de los residentes de los parajes aledaños a La Calera (Naranjo Esquino, San Pablo, Represa del Cármen, El Ramblón, El Retamito, etc) cambiará rotundamente cuando llegue la luz eléctrica y el agua (acueducto Nogolí), que será en un futuro no muy lejano, ya que una de las obras está próxima a inaugurarse y la otra a comenzar. Mientras tanto, más de 200 habitantes carecen de las más mínimas comodidades y de los derechos elementales que debería brindar el Estado. Viven sin asistencia medica, sin enfermeras; con mínimo acceso a la educación, sin buenas vías de comunicación, sin transporte público, sin señal de celular, ni wi fi. 

El Plan de Sustitución de Viviendas Rancho es también casi un hecho para algunos vecinos que ya han sido adjudicados en el sector más olvidado del Belgrano. Lamentablemente no todos correrán con la misma suerte de ver como les derrumban los muros de adobe y caña tras mudarse a una casa digna. Sin embargo, algo hace parecer que están llegando nuevos aires al polvoriento oeste del departamento.





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