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Criar enfermedades

(Nogolí, 12-5-12) La contaminación de los corrales y el riesgo para la salud pública
Los gallineros, los corrales y caballerizas que alojan animales de granja, y que se suelen ver tan cerca o pegados a las viviendas de nuestro pueblo, son contaminantes del aire y eso es innegable, se huele. Además, pueden ser originarias de distintas patologías que constituyen un riesgo potencial para la vida humana.
Costumbres arraigadas de muchos grandes y pequeños productores de zonas rurales y urbanas de los pueblos, que ignoran los riesgos que corren la salud de su familia y de sus vecinos, son el escenario perfecto para la expansión de enfermedades zoonoticas e infecto-contagiosas. 

Peligro. Cultura que enferma.  
Es cierto que a muchos criadores de animales de corral pareciera no importarles demasiado estos problemas, ni siquiera el mal endémico de nuestra zona, el chagas. Atribuido a cuestiones culturales y formas de vida, pequeños y grandes productores, dejan la salud humana librada al azar, dado que es ancestral el vicio de convivir tan cerca y de modo precario, de donde puede anidarse la vinchuca, por lo que uno puede suponer que mucho menos problema se hacen por otros males que incluso desconocen. Uno de ellos, la aleveolitis alérgica (más conocida por la alergia a los corrales) producida por la inhalación de polvo orgánico (excrementos), de las plumas, la caspa, acaros y otros microorganismos (virus, bacterias, hongos, etc).

Sea como sea, la población ignore o no estas dolencias y sus formas de prevenirlas, lo mismo merecen vivir en un ambiente sano de vida humana tal como lo marca nuestra Constitución. Es deber de las autoridades garantizar el derecho a la salud y combatir las grandes endemias (chagas en este caso).

Navegando por la web hay mucha evidencia científica que explica estos temas en profundidad  y que no son descubrimientos novedosos precisamente. A continuación podrán leer una síntesis general que iremos desarrollando y ampliando en próximas entregas.


La contaminación de los corrales. Riesgos para la salud
El aire del corral puede contener agentes gaseosos como amoníaco de la basura y ácido sulfhídrico procedente del estiércol líquido. Además, el corral produce partículas de polvo orgánico o agrícola, que pasan al aire como aerosoles. La basura de los corrales contiene una selección de contaminantes como los excrementos de las aves, las plumas y la caspa; insectos (escarabajos y moscas), ácaros y partes de estos; microorganismos (virales, bacterianos y fúngicos); endotoxinas bacterianas; e histamina. El aire del corral puede tener mucho polvo, y para un visitante ocasional el olor del estiércol y del amoníaco puede llegar a ser insopor- table. Sin embargo, aparentemente los granjeros desarrollan una tolerancia a los olores.

Debido a la inhalación, los trabajadores avícolas o quienes estén en contacto o exposición permanente con los corrales corren el riesgo de padecer enfermedades respiratorias como rinitis alérgica, bronquitis, asma, neumonitis por hipersensibilidad o alveolitis alérgicas y síndrome tóxico por polvo orgánico. Los síntomas respiratorios agudos y crónicos que experimentan los trabajadores avícolas son tos, sibilancias, excesiva secreción de moco, disnea y dolor y sensación de opresión en el pecho. Las pruebas de función pulmonar realizadas a trabajadores avícolas han dado pruebas que sugieren no sólo el riesgo de padecer enfermedades obstructivas crónicas y asma, sino también enfermedades restrictivas como neumonitis crónicas por hipersensiblidad. Los síntomas no respiratorios más habituales son irritación ocular, náuseas, cefalea y fiebre.

De las aproximadamente 40 zoonosis de importancia agrícola, seis
(infección por Mycobacterium avium, erisipeloide, listeriosis, infec- ción conjuntival de Newcastle, psitacosis y dermatofitosis) son importantes para los trabajadores avícolas, aunque sólo se producen raramente. Las enfermedades infecciosas no zoonósicas importantes son candidiasis, estafilococosis, salmonelosis, aspergilosis, histoplasmosis y criptococosis.
Fuente: Riesgo para la salud


La contaminación llegó al campo
El médico especialista en enfermedades relacionadas con el ambiente, Alberto Tolcachier, esto decia en un articulo para Perfil en el 2006:
(...) Las moscas, que se alimentan de la materia orgánica en descomposición, “arrastran en sus patas o su cuerpo gérmenes que depositan en fomites y en el agua y la comida de consumo humano”, explica Alberto Tolcachier, médico especialista en temas de medio ambiente. 
 Los pollos también tienen lo suyo. “La inhalación de las proteínas aviarias del gallinero puede provocar enfermedad pulmonar por hipersensibilidad, como la aleveolitis alérgica extrínseca. La inhalación de polvo de excrementos contaminado con esporas de hongos anemófilos puede generar aspergilosis broncopulmonar alérgica u otras micosis pulmonares”, dice Tolcachier. Asimismo, las aves pueden ser reservorio de agentes infectantes que se transmiten al hombre de modo directo o indirecto
Fuente: La contaminación llegó al campo

Conclusión 
Por último, vale la pena aclarar que no es cuestión de no criar animales o de no producir carnes y sus derivados. Simplemente es aprender y conocer cuales son los riesgos de no tomar precauciones tales como las llamadas medidas de  bioseguridad .
Las distintas leyes y reglamentaciones, la ciencia y el sentido común indican que hay un lugar para desarrollar las actividades según sea el impacto ambiental que provoquen o se presuma que pueda provocar.
Alejar los corrales de las zonas urbanas y de las viviendas, que estén construidos de manera correcta y que se tomen todas las medidas sanitarias adecuadas como la limpieza, la desinfección y la vacunación preventiva.


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